La luz azul que emiten los dispositivos móviles inhibe la producción de melatonina, la hormona que ayuda a coger el sueño.
El uso de smartphones y tabletas dispara el número de casos de adolescentes con problemas de sueño y de insomnio que necesitan la ayuda de especialistas.
A la unidad del sueño del Hospital Quiron Salud de Barcelona ahora llegan más del doble de menores que hace unos años. La coordinadora de la unidad del sueño de Quiron Salud, la doctora Odile Romero, advierte que es un problema creciente con nefastas consecuencias para la salud.
“Están continuamente conectados, se van a dormir con el móvil y tienen el WhatsApp, el Facebook… todas estas redes sociales con que se están hasta altas horas de la madrugada. Esto hace que el día siguiente los cueste mucho despertarse, y los padres sufren. Llegan tarde a escuela, y durante las primeras horas no rinden igual.”
Este perfil se repite una y otra vez entre los adolescentes que atiende la doctora Odile Romero, debido de al cambio de hábitos de los jóvenes a raíz de la aparición de los dispositivos móviles.
“Antes, cuando no había los móviles y esta conexión social, podía ser el fin de semana que salían a tomar alguna con los amigos, las discotecas, los “afterhours”, pero últimamente ya no es sólo el fin de semana sino entre semana, porque están continuamente conectados.”
La edad de los pacientes con problemas del sueño ha bajado de manera preocupante por el uso excesivo de las pantallas durante el anochecer y la noche.
La exposición a la luz azul de estos dispositivos y el bombardeo de estímulos afecta los ciclos de vigilia y sueño, se alteran los biorritmos del reloj interno y decae el estado de ánimo y también empeora el comportamiento, el rendimiento y la salud.
“Si yo pongo pantallas de ordenador o iPads, esta luz hace que se inhiba la secreción de melatonina, que es la hormona que necesitamos para conciliar el sueño, por lo tanto no tendré el cuerpo preparado, mi biorritmo preparado para conciliar el sueño, y el ritmo se retrasa. Cuanto más horas estemos enganchados a la pantalla más retrasamos la pasión de sueño y más problemas tenemos para conciliar el sueño.”
Según la doctora Romero, los adolescentes tienen que dormir siete horas como mínimo. Si no lo hacen y la situación se alarga, con el tiempo pueden aparecer problemas cardiovasculares, metabólicos o inmunitarios.
“Es un factor de riesgo cardiovascular, es un factor de riesgo metabólico; esto quiere decir que hay una tendencia a desarrollar una diabetes, una obesidad, una depresión… todo esto sólo para dormir pocas horas. A la larga estás irritable, estás nervioso , estás enfadado, contestas mal.”