Uno de cada tres casos de fracaso escolar se relacionan con un problema de visión. Ésta es la principal conclusión de un estudio de la Asociación Visión y Vida, basado en el análisis de 3.700 revisiones visuales en niños. Según el trabajo, un 32,6 de los niños de entre 6 y 12 años con bajo rendimiento escolar, tiene problemas de visión, según una información recogida por Europa Press.
Otros datos significativos del estudio son que el 29 por ciento de estos niños no ve bien la pizarra, el 48,6 por ciento se cansa al leer, el 52,5 por ciento se confunde o salta palabras cuando lo hace, y el 72 por ciento afirma que no le gusta leer.
Estos datos permiten afirmar que resulta muy necesario hacer revisiones visuales periódicas, que nos permiten detectar posibles problemas que pueden encontrarse en el origen del bajo rendimiento escolar. Es necesario estar atentos a signos que se manifiestan de forma continuada, como el picor de ojos, la visión borrosa o incluso la falta de concentración, ya que pueden responder a un problema visual. Une examen isual sirve para valorar las habilidades funcionales de la visión: Agudeza visual de lejos y cerca, el sistema binocular, la acomodación, el control óculo-motor y la salud visual. Si además, el paciente presenta dificultades de aprendizaje, pueden hacerse pruebas para valorar la capacidad de procesamiento visual, es decir, determinar si existen problemas a la hora de interpretar lo que se ve, ya que una buena visión no es solo tener unos ojos sanos. Percepción visual, integración viso-motora, lateralidad, integración viso-auditiva o desarrollo motor nos ofrecen datos clave para determinar un buen diagnóstico de la causa que provoca un mal rendimiento escolar, si su origen es visual.
Muchos de los aspectos comentados pueden aliviarse mediante la terapia visual. La etapa escolar es una de las más importantes del desarrollo infantil, ya que tanto las habilidades intelectuales como sociales y físicas del niño están en continua evolución. Ver bien involucra muchas habilidades visuales para poder aprender, y existen signos y síntomas que pueden estar relacionados directamente con un problema refractivo que puede solucionarse con gafas, o puede ser un problema de habilidades que mejoran con la realización de terapias. Para determinar la solución, es necesario tomar conciencia de la necesidad de revisiones infantiles periódicas. Conocer las causas es lo primero para poder abordar con eficacia los problemas.