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Adaptar el aula a problemas visuales

Cuando un niño o una niña presenta problemas de rendimiento escolar que tienen un origen visual, es bueno conocer que existen algunas estrategias a aplicar en las aulas que pueden contribuir a minimizar estos problemas. Son estrategias sencillas, que afectan al lugar que ocupa en el aula, o a la forma de presentar los contenidos, por ejemplo. La clave es adaptar el espacio del aula para facilitar el aprendizaje de los niños con problemas. Algunas medidas pueden parecer obvias, pero es bueno recordarlas. En cualquier caso, hablamos de estrategias que permiten abordar problemas visuales sin modificar lo que se enseña en clase. Estas son algunas medidas que podemos tomar en el aula:

 

  • Asientos preferenciales. En general, lo mejor es colocar al niño en las filas delanteras del aula, cerca de la profesora para que ésta pueda seguir de más cerca al alumno. Sin embargo, esta opción no es necesariamente la mejor con un niño con problemas de visión. Hay que tener en cuenta otros aspectos.
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  • La distancia a la pizarra. Estar más cerca de la pizarra no es necesariamente la mejor posición para un niño con problemas, especialmente si estos no tienen que ver con la agudeza visual. Por ejemplo, si un niño presenta problemas con los movimientos oculares, no es conveniente que esté en una posición central, porqué le obliga a mover más sus ojos. Una mejor posición sería hacia la izquierda o la derecha, en la segunda o tercera fila del aula, de modo que limitaríamos la cantidad de movimientos para percibir bien lo que está en la pizarra.
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  • La dirección en la que se encuentra el niño en relación a la pizarra (ángulo). Hay que evitar los ángulos incómodos, de manera que podamos limitar el giro de la cabeza a no más de 45 grados para evitar la tensión ocular y una mayor probabilidad que el niño pierda el lugar a la hora de leer o copiar de la pizarra. La diversidad de actividades en el aula, hace que debamos ser flexibles en este aspecto. Para algunas será mejor una posición central, para otras más a los lados.
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  • La presencia de elementos visuales que pueden distraer la atención (carteles…). Limitar las distracciones visuales y la sobre-estimulación ayuda mucho. En relación a las ventanas, hay que tener en cuenta que una ventana puede facilitar el ejercicio de una “ruptura visual”, necesaria para el descanso de los ojos o su estimulación. Es importante también procurar que el pupitre del niño esté bien ordenado.
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  • Pautas y espacio en blanco. Una hoja de trabajo excesivamente llena puede suponer una dificultad para alumnos con problemas visuales. Cuanto más espacio en blanco tenga una hoja, mejor podrá ser percibida por el alumno. Por ejemplo, una hoja con problemas matemáticos, es mejor que tenga tres problemas que no seis. Para la escrituda, el papel pautado ayuda al niño a ordenar su escritura, especialmente en las edades más tempranas.
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    Hay que tener en cuenta que cada niño es diferente y que acertar la forma más cómoda de un niño en el aula no deja de ser un proceso de prueba y error que requiere de tiempo. Una buena evaluación de las habilidades visuales del alumno ayudará a tomar las decisiones más adecuadas

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