Se ha escrito mucho – también lo hemos tratado en este blog– sobre los factores que causan la miopía o que contribuyen a su desarrollo. Se dice que la miopía tiende a convertirse en una pandemia, al generalizarse el uso de pantallas en la sociedad, y que el fenómeno empieza a notarse entre la población más joven, nativa digital y por lo tanto con una vida cotidiana asociada a las pantallas aprendida de forma casi natural.
Cierto es que el uso excesivo de pantallas no ayuda a frenar el desarrollo de la miopía. Algunas de les grandes empresas multinacionales que se ganan la vida con el diseño y la venta de consolas y otros aparatos que usan pantallas han dicho que para determinados aparatos, la distancia focal necesaria para su uso no es mayor que ver la televisión a aproximadamente un metro y medio de distancia y recomiendan un descanso de 15 minutos cada hora de juego, lo que es lo mismo que reconocer que el riesgo para la salud ocular existe.
Sin embargo, recientes estudios realizados en Estados Unidos y Australia inciden en otro aspecto: no es tanto el uso de pantallas estrictamente lo que aumenta la miopía, si no el efecto que su uso ha generado sobre los hábitos de niños y jóvenes: cada vez están más en casa y pasan menos tiempo al aire libre, con luz natural. Es decir, a más tiempo de actividad al aire libre, menor riesgo de contraer miopía, según las conclusiones de estos estudios.
Resulta evidente que no podemos prohibir el uso de pantallas. Pero sí podemos insistir en divulgar la necesidad de un buen uso de ellas. En este sentido, os recomiendo un repaso a las normas de higiene visual. Un buen uso de ellas incidirá positivamente en nuestra salud visual.
