Los estudiantes de escuelas en zonas rurales o no urbanas suelen tener una salud visual mejor que aquellos en áreas altamente urbanizadas. Aunque esta afirmación no está respaldada por un estudio científico concreto, se basa en mi experiencia realizando revisiones optométricas en colegios de distintas localidades. Un ejemplo reciente es el caso de Sa Pobla, un municipio del interior de Mallorca con unos 13,000 habitantes, donde realicé una revisión exhaustiva a un grupo de alumnos. Lo sorprendente fue que ninguno de ellos presentaba problemas visuales importantes, un hecho poco frecuente en revisiones escolares en entornos urbanos.
Estilo de vida más saludable en zonas rurales
Los hábitos cotidianos en áreas no urbanas juegan un papel crucial en la buena salud visual de los niños. Al vivir en espacios más abiertos y participar en actividades al aire libre, los niños realizan ejercicio físico de forma natural. Este tipo de actividad fomenta el uso adecuado de los músculos oculares y mejora la capacidad de enfoque, ya que se alterna con frecuencia la vista entre objetos cercanos y lejanos. En contraste, en áreas urbanas, el estilo de vida está condicionado por la falta de espacios abiertos y la prevalencia de actividades en interiores, lo que puede influir negativamente en la salud visual.
La relación entre el estilo de vida activo y el bienestar visual es clara. En las zonas rurales, los niños tienen más oportunidades de participar en deportes y juegos al aire libre, lo que estimula los movimientos oculares y el desarrollo muscular que contribuyen a una visión más saludable.
Un enfoque educativo que favorece la salud visual
La escuela de Sa Pobla, además de sus ventajas geográficas, sigue un enfoque educativo basado en proyectos. Desde temprana edad, los estudiantes realizan actividades que fomentan el desarrollo de la motricidad fina, un factor clave para una buena salud visual. En mis revisiones, observé que ninguno de los alumnos tenía problemas con la llamada “pinza escribana”, una habilidad importante que permite el correcto desarrollo de la coordinación mano-ojo.
Tras estas revisiones, el colegio cuenta con nuevas pautas para mejorar las habilidades visuales de los estudiantes, algo que también tiene un impacto positivo en el aula.
Reflexión sobre la vida urbana y la salud visual
Estos datos invitan a reflexionar sobre cómo mejorar la calidad de vida en las ciudades, especialmente en lo que respecta a la salud visual de los niños. También subrayan la importancia de explorar diferentes modelos educativos que puedan fomentar un desarrollo visual más saludable en todos los contextos escolares.
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