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Cuando la vista tambalea tras un golpe: los secretos del sistema visual

El desequilibrio entre las vías visuales tras un trauma cerebral

El desequilibrio entre las vías visuales tras un trauma cerebral

El equilibrio oculto en nuestros ojos

Un accidente, un ictus o una enfermedad neurológica como la esclerosis múltiple pueden alterar algo más que nuestra movilidad o nuestras capacidades cognitivas. En muchos casos, estos eventos provocan un desequilibrio entre las dos vías visuales que gestionan la percepción: el sistema visual focal, encargado de la retina central, y el sistema visual ambiente, asociado a la retina periférica. Estos sistemas, que deberían trabajar en perfecta armonía, a menudo dejan de hacerlo tras un trauma cerebral.

Cuando esto ocurre, el impacto puede ir mucho más allá de lo que imaginamos: desde problemas de postura y equilibrio hasta dificultades para leer o realizar actividades cotidianas.

Síndromes que pasan desapercibidos

Entre los trastornos que pueden surgir destacan el síndrome de visión postraumática o el síndrome de desplazamiento de la línea media. Lo más desconcertante es que, aunque los ojos pueden estar completamente sanos y no presentar patologías aparentes, los pacientes llegan a las consultas de oftalmólogos y optometristas con síntomas que afectan drásticamente su calidad de vida:

  • Los objetos parecen moverse, aunque estén quietos.
  • Las letras “bailan” al intentar leer.
  • La visión se desenfoca de forma intermitente.
  • El suelo se percibe inclinado.
  • Dificultades de orientación en lugares concurridos o en movimiento.
  • Visión doble, exoforia o incluso estrabismos.
  • Dolor de cabeza constante.
  • Excesiva sensibilidad a la luz.
  • Ansiedad y sensación de desconexión con el entorno.

¿Qué sucede en el cerebro?

Investigaciones con potenciales evocados visuales han demostrado que el sistema visual ambiente, vinculado a la retina periférica, se vuelve disfuncional tras un traumatismo cerebral o un accidente cerebrovascular. Este sistema tiene conexiones directas con el mesencéfalo, una región clave en el cerebro que regula funciones sensomotoras como el equilibrio y la orientación espacial.

Cuando estas conexiones fallan, el sistema visual no puede coordinarse adecuadamente con otros sistemas sensoriales, como el kinestésico, el propioceptivo o el vestibular. En palabras simples: el cerebro no sabe cómo posicionar el cuerpo en el espacio ni cómo interpretar lo que ven los ojos.

Reorganizar el mapa visual: la esperanza de la terapia

Frente a esta compleja problemática, la terapia visual emerge como una opción prometedora. Combinada con técnicas como la obturación binasal y el uso de prismas posturales, esta terapia ayuda a los pacientes a reorganizar su mapa espacial, compensando los desequilibrios y el desplazamiento de la línea media visual.

Aunque los avances son notables, los expertos insisten en la importancia de la detección temprana y el tratamiento multidisciplinar para mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan estas secuelas invisibles.

Un recordatorio invisible

Detrás de cada paso en falso o de cada letra que “salta” en un texto puede estar un mensaje de nuestro cerebro: un recordatorio de que los eventos neurológicos no solo afectan nuestra memoria o nuestros movimientos, sino también nuestra forma de ver, literalmente, el mundo que nos rodea.

Conclusión:

El desequilibrio entre las vías visuales tras un trauma cerebral es una condición compleja que puede afectar profundamente la calidad de vida de quienes la padecen, alterando su percepción, equilibrio y orientación en el espacio. Aunque a menudo pasa desapercibido debido a la ausencia de patologías oculares evidentes, sus síntomas revelan un desajuste crítico en la interacción entre los sistemas visuales focal y ambiente. Afortunadamente, terapias como la obturación binasal y el uso de prismas posturales ofrecen una esperanza tangible al ayudar a reorganizar el mapa visual y compensar estos desequilibrios. La detección temprana y el enfoque multidisciplinar son esenciales para abordar estas secuelas invisibles y mejorar significativamente la vida de los pacientes.

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