Una de las experiencias gratificantes de mi actividad profesional como optometrista son las revisiones oculares que a menudo hago en escuelas. El contacto con maestras y profesores comprometidos con su trabajo siempre resulta estimulante, y el resultado de las revisiones avala la idea que una buena parte de los problemas de aprendizaje tienen un origen visual.
El papel de los profesionales de la educación en la detección de problemas visuales es muy importante. Son ellos los que están en contacto diario con los niños, los que observan la evolución de su aprendizaje, los que tienen la experiencia para detectar cualquier anomalía. Una detección precoz de estos problemas allana el camino para buscar soluciones. Por esto doy mucha importancia a este tipo de actividades.
En estas revisiones detectamos problemas con los movimientos oculares que afectan al aprendizaje de la lectoescritura, disfunciones de la lateralidad, problemas refractivos… Y a menudo la conclusión es que muchos de los problemas de aprendizaje tienen solución en una intervención multidisciplinar con la participación de profesionales de distintas especialidades (psicólogos, logopedas, audiólogos…), entre los que la optometría tiene un papel destacado.
Sería muy positivo que los responsables de las políticas educativas de las administraciones normalizaran este tipo de actividad, y que fuera general en todas las escuelas y centros educativos. Sería una gran herramienta de prevención de muchos problemas de aprendizaje presentes en las aulas las revisiones oculares.