Dice el refrán que nunca es tarde si la dicha es buena. Este aforismo del refranero castellano puede aplicarse también a la Terapia Visual. Es cierto que enfocamos nuestra actividad principal a los niños. Detectar y corregir a edades tempranas problemas visuales resulta siempre más eficaz que hacerlo a edades más avanzadas. Los problemas visuales influyen en el aprendizaje, por lo que siempre será mejor abordar los problemas a la edad en la que el aprendizaje resulta más determinante en la vida de cualquier persona. Sin embargo, es evidente que una persona adulta también debe cuidar su visión y tener la máxima eficacia en sus habilidades visuales. Un adulto con déficits en estas habilidades puede tener problemas de concentración en el trabajo, lo que afecta a su rendimiento, y también en su vida cotidiana.
Utilizar de manera correcta los dos ojos o ser capaz de concentrar la vista en un objeto durante un periodo de tiempo largo son dos ejemplos de habilidades visuales que un adulto debe poder realizar. Cuando un niño sufre alguna anomalía como las citadas, tiende a evitar las tareas que le resultan molestas o difíciles. En el caso de un adulto, la responsabilidad le impide abandonar las tareas, lo que le provoca fuerte cansancio que al final de la jornada se convierte en fatiga. Ocurre especialmente cuando el trabajo supone utilizar mucho los ojos en visión cercana.
En estos casos, lo que hacemos en las consultas de optometría comportamental y terapia visual es diseñar un plan de trabajo que permite entrenar a nuestros ojos para conseguir una visión lo más correcta posible. Se trata de que el uso de unas lentes adecuadas y la terapia visual mejoren nuestra capacidad visual, lo que mejorará nuestra calidad de vida en el trabajo, lo que contribuirá a un mejor rendimiento.
Hay que decir también que la Terapia Visual resulta especialmente adecuada para solucionar problemas visuales que son consecuencia, por ejemplo, de traumatismos por accidente o en casos que un ictus ha afectado a la visión. La Terapia Visual permite entrenar a la visión para recuperar la normalidad.
Existen diversos estudios que indican que la terapia de la visión en el consultorio produce una mejora estadísticamente significativa en los síntomas de la visión en los adultos. Hablamos de rendimiento en el trabajo, pero la mejora de la calidad de nuestra visión puede beneficiar también a otro tipo de actividades como el deporte.
Lo ideal es evitar que los niños con problemas visuales se conviertan en adultos con problemas visuales. Pero si estos problemas no se han detectado o no se han tratado a edades infantiles, nunca es tarde para abordarlos en edad adulta. Conseguiremos una mejor calidad de vida.