La prevención es la principal arma de la que disponemos para evitar problemas en nuestro sistema visual. Y un elemento clave que debemos tener en cuenta es la iluminación que usamos en nuestra zona de trabajo. Debemos procurar disponer de la luz más adecuada cuando leemos o escribimos. En el mejor de los casos, evitaremos que nuestros ojos padezcan de fatiga.
El Colegio de Ópticos y Optometristas de Cataluña ha publicado recientemente un protocolo de salud visual que, en materia de iluminación, ofrece prácticos consejos que actuaran como elemento preventivo. Estos son algunos de los consejos que se citan:
Mientras escribimos o dibujamos, la fuente de luz debe proceder de la parte contraria a la mano que se utiliza. La intensidad de la luz de sobremesa debe ser unas tres veces superior a la ambiental. Deben evitarse sombras de objetos y los reflejos sobre las pantallas. En las aulas, la intensidad de la luz debería ser superior a 700 lux y tener una temperatura de color sobre los 5000 ºK (luz blanca, equivalente al sol). Cuando el sol moleste en el aula, deben ponerse cortinas que dejen pasar la luz natural y que atenúen la intensidad lumínica, para evitar cerrar las persianas. Si se producen reflejos en la pizarra, lo mejor es inclinarla unos grados en relación al plano de la pared. Cuando proyectemos imágenes en el aula, hay que apagar solo la luz y bajar las persianas de la zona de la pantalla, no de toda el aula. La televisión hay que mirarla con luz ambiental, no a oscuras. En lo que se refiere al ambiente de trabajo en casa, son medidas fáciles de aplicar y contribuirán a una mejor salud visual. En el aula, los responsables de los centros deben tener en cuenta estas medidas para una mejor comodidad del trabajo visual de los alumnos.